¿Por qué a algunas mamás nos cuesta más regresar al trabajo?

por Martha Rodríguez Beltrán

El otro día me puse a hacer un recuento de mi historial laboral y cuentas mas cuentas menos, creo que lo hago desde los 14 años. Esos no son precisamente los años que resalto en mi curriculum pero la realidad es que sí, siempre he sido una mujer a la que le ha gustado trabajar. Si no era porque vendía limonadas a fuera de mi casa, seguramente ya estaba negociando con mi tía para que durante el verano me dejara ser mesera o cajera en su restaurante. El objetivo era tener trabajo. 

Al salir de preparatoria, fui una de las almas más jóvenes en incursionar en la carrera de barista en una reconocida marca de cafeterías que acababa de llegar al país. Después me mudé a Estados Unidos , donde fui la niñera (mejor conocida como Au Pair) de tres hermosos niños. Era la primera vez que estaba fuera de mi casa por lo que tenía que ganarme dinero extra para poder salir de paseo y viajar con mis nuevas amigas, así que cuidaba niños. Después entré a la universidad y me hice amiga de una estudiante alemana quien me presumió que trabajaba en la oficina de admisiones Internacionales. ¡Yo puedo hacer eso también! pensé inmediatamente  y me ilusionaba generar ingresos extras a los que me enviaban mis padres mensualmente, para tener mayor libertad y por qué no? un guardadito debajo del colchón por si las dudas. Pero sobretodo iba a poder relacionarme con alumnos de mucho países de Latinoamérica, de China , de Korea del Sur, de India y eso me parecía increíble, y así fue, Disfruté mucho ese trabajo y las conexiones que hice mientras duró.  Dos años y medio después, terminé la carrera y me mudé nuevamente a México.

El trabajo de mis sueños 

Estando en mi país y con muchos cambios a los que me enfrenté, me preparé. Asistí  a un curso para pulir mi curriculum y obtener las tácticas necesarias para salir ganadora en mis entrevistas de trabajo. A los dos meses obtuve trabajo en un gran corporativo, y ahí pasé ocho años increíbles, aprendiendo, creciendo y volviéndome cada día mas profesional en lo que hacia.  Me casé y poco tiempo después llegó el trabajo más esperado de toda mi vida: ser mamá. Recuerdo que muchos en la oficina me preguntaban si regresaría o no después de que naciera mi bebé. Para mí eso no estaba en duda, claro que regresaría y que volvería a ser la misma ejecutiva de siempre. La realidad fue que cuando nació mi hija mi vida cambio totalmente. Me comprometí a ser la mejor mamá para ella. No solo me metí a todos los cursos psico-profilácticos y de lactancia que encontré en el camino sino que preparé mi salida de maternidad, investigando todo lo que necesitaba dejar en orden con el IMSS, con mi equipo de trabajo y con mis clientes. Sabia que estaría fuera casi seis meses por lo tanto ese tiempo solo lo iba a dedicar a estar con mi bebé. Y así fue. Para mí fueron los seis meses más rápidos de mi vida. ¿En qué momento ya era hora de preparar mi regreso al trabajo? Fueron noches de insomnio, de ansiedad y angustia de separación que ahora que platico con otras mamás, veo que es un tema que nos pasa a muchas. El vinculo que generas con tu bebe es único y por más preparada que estés, por más que quieras tener todo bajo control, el regresar a trabajar después de tener un bebe es un proceso que puede llegar a ser muy difícil.

No puedes controlarlo todo

Ser mamá primeriza te coloca en una curva constante de aprendizaje. Crees que puedes con todo y hasta mas. La realidad es que también te enseña a que el trabajo en equipo es ahora más importante que nunca. Yo no vi eso hasta tiempo después. Y no porque no hiciera equipo con mi esposo, soy muy afortunada de tener un socio  en este proyecto llamado “los papás de Maria” tan involucrado y comprometido como lo es él. Pero cuando te empeñas a que tú tienes que resolverlo todo, el trabajo solo te lo haces mas difícil y te cuesta ver que ser vulnerable y pedir ayuda es tan fácil como tomar de un vaso con agua. Quise hacer todo como si viniera en un manual, buscar guarderías, buscar el mejor horario para entrar a la oficina, buscar el espacio para sacarme leche y ponerla en un lugar seguro hasta que llegara a mi casa sin que se contaminara, busqué el mejor horario para salir de la oficina y recoger a mi bebe. ¿A qué hora le daría de comer? ¿y si hace frio en la mañana y se enferma? Si en esos momentos mi esposo me sugería cómo podíamos solucionarlo, juntos, yo solo pensaba que no estaba haciendo bien mi trabajo como mamá, y no solo me sentía mal sino que buscaba ver la forma de victimizarme y encontrar todos los obstáculos que según yo existían para que no pudiera desempeñar con excelencia mi nuevo rol. La realidad fue que no solo me costó regresar a trabajar, sino que empecé a odiarlo. No me sentía a gusto haciendo lo que tanto me gustaba antes, no quería ver nuevos retos y nuevas oportunidades, me sentía muy mala profesionista y odiaba tener que dar explicaciones cuando mi bebe se enfermaba, cuando llegaba con ojeras de oso panda y quería aprovechar unos momentos de paz para leer un buen articulo o reseña que me recomendara algo para poder dormir mejor mi bebe y yo. Lo que cuesta trabajo no es regresar, sino regresar aceptando y abrazando nuestro nuevo rol y hacerlo lo mas compatible posible con nuestras actividades diarias, pero si no pasa de esa forma, no hay que frustrarnos, podemos adaptarnos. Para mi este balance casa – trabajo – vida de mamá me tomo un par de años resolver, y a la fecha lo sigo puliendo. Renuncié al trabajo corporativo que durante mucho tiempo fue mi lugar y espacio favorito. No puedo negar que me fui un poco con mal sabor de boca, porque sentí que estaba renunciando sin haber intentado haberlo hecho mejor, pero en ese momento, esa fue la mejor decisión que pude haber tomado. 

Libre soy, y ahora qué hago?

Tras mi salida del mundo corporativo, no tardé mucho en encontrarme otra actividad ni en estar nuevamente activa laboralmente hablando, Me volví emprendedora y decidí hacer lo que sabia hacer: vender. Me convertí en distribuidora de una marca de cuidado personal, me inscribí a cuantos bazares y chats de venta encontré, abrí una tienda online y a la fecha mantengo el negocio que me da para entretenerme, para hacer números y estar en contacto con clientes. También decidí que si regresaba a trabajar, quería que fuera en algo con causa. Si bien ya había estado ocho años y medio de mi vida vendiendo magia y entretenimiento, ahora en mi rol de mamá me despertaba una necesidad de ayudar a otras mamás a encontrar satisfacciones y logros en el ámbito profesional. Y como anillo al dedo, encontré que podía aportar algo de ese interés a Momlancers. Saber que somos muchas las mamás que decidimos hacer una pausa en nuestras carreras profesionales para estar mas tiempo con nuestros hijos, me hace sentir que no estoy sola. 

También es increíble ver que el espíritu trabajador y de superación es igual en muchas de nosotras. Quedarse en casa definitivamente es una decisión de mucha valentía. Criar a nuestros hijos me parece que es el trabajo más importante y más trascendental que tendremos en nuestras vidas, pero también me parece super valido el querer seguir trabajando y ocupar esas dos o tres horas que tenemos durante el día para hacer algo diferente a la crianza y despejar nuestras mentes. Hoy, a cuatro años de haberme convertido en mamá, siento que el camino recorrido me ha dejado muchas lecciones y aun tengo mucho por aprender. Trabajos vendrán y se irán pero lo importante es buscar siempre ser nuestra mejor versión. Yo hoy sé que tengo que ser menos exigente y vivir mas en el ahora. Seguir disfrutando de mi hija  de verla crecer y convertirse en esa persona increíble que ya es.